El desempleo juvenil que, según el Dane, cerró el año en 16,7 por ciento, lo que desmotiva a los jóvenes a cursar programas largos con baja probabilidad de pronto retorno de la inversión; sumado a que algunas universidades tienen una oferta, a juicio de los adolescentes, anticuada, desactualizada y costosa; y al creciente interés por la educación continuada con programas virtuales sobre plataformas gratuitas o de bajo costo, son las principales razones que tienen en jaque las cifras de matriculados en la educación superior.
Y aunque los números del Ministerio de Educación Nacional (MEN) muestran que aumenta el número de inscritos a primer semestre, pero disminuye el total de matriculados, evidenciando que hay interés por la oferta académica, pero que por diferentes coyunturas no se formaliza. Lo cierto es que las profesiones tradicionales se quedaron relegadas frente a la innovación del mercado y los programas actuales no responden a las necesidades de los estudiantes.
Las cifras no mienten. Según el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (Snies), en 2018 –indicadores oficiales más recientes–, la matrícula total en las universidades fue de 2’408.041 estudiantes, generando una disminución del 1,5 por ciento frente a 2017 (38 mil alumnos menos).
De acuerdo con el Ministerio, la principal afectación se concentra en el nivel de educación tecnológica, lo que explica una drástica reducción del número de jóvenes atendidos por el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), 36.000 menos.
El principal reto es fortalecer las competencias de los egresados en diferentes disciplinas con el fin de que respondan a los desafíos como la Cuarta Revolución Industrial.
Esta desaceleración también se confirma con el bajo nivel de crecimiento de las matrículas de las instituciones oficiales que, según el MEN, en 2017 aumentó en 10 mil estudiantes, pero en 2018, solo llegó a 4.700 por ciento menos).
En el caso de las universidades privadas, la tendencia igualmente sigue a la baja. De acuerdo con el Snies, hasta el 2016 el incremento de matrículas oscilaba entre 50 mil y 70 mil estudiantes cada año, pero esta cifra ha disminuido un 0,6 por ciento.
Frente a este panorama, vale preguntarse ¿Qué quieren estudiar los jóvenes?, ¿Cómo motivarlos para que ingresen a la educación superior? y ¿Qué deben hacer las universidades para actualizar su oferta y responder a sus expectativas?
¿Qué responden los expertos?
Según Carlos Mario Lopera, director del Observatorio de la Universidad Colombiana, pese a que las ingenierías, Administración de Empresas, Derecho, Medicina y otras carreras tradicionales siguen teniendo una alta demanda, la oferta diversa ha crecido mucho, causando que el nivel de crecimiento en las matrículas no sea como el de antes.
“El internet y la facilidad de estudiar a distancia y virtual programas especialmente relacionados con diseño, mercadeo, publicidad, programación, redes sociales, ‘software’ y contaduría, entre otros, vienen haciendo mucho ruido, además porque no necesariamente se pueden hacer de forma presencial sino virtual, y eso gusta mucho a los estudiantes”, comentó.
Por su parte Luis Fernando Correa, gerente de Operaciones e Innovación de Universia, reconoce que algunas universidades han incluido dentro de su oferta académica algunas carreras nuevas como Ingeniería Mecatrónica, Ingeniería Biomédica, Ingeniería Biológica, Ingeniería Multimedia, Narrativas Digitales y Ciencias de la Computación, que despiertan un amplio interés entre los jóvenes.
Así mismo, comparte la opinión de Lopera y afirma que actualmente hay una mayor preferencia por las carreras en la modalidad virtual, ofrecidas tanto por universidades colombianas como extranjeras. “Esto se debe a su flexibilidad de acceso en términos de tiempo y lugar”, indicó.
Igualmente, Correa sostiene que también es importante considerar que la oferta académica debe responder a las necesidades de las empresas, la industria y la sociedad, las cuales, según él, “están sufriendo una constante y rápida transformación ocasionada por un fuerte cambio tecnológico, marcado por tecnologías relacionadas con Inteligencia Artificial, computación en la cube, Big Data, Blockchain, robótica e impresión 3D, que dan origen a nuevas profesiones, oficios y empleos”.
No cabe duda de que los jóvenes actuales están rodeados de tecnologías, contenidos y plataformas multimediales e interactivas y por ello encuentran poco motivante la educación tradicional que se suele ofrecer en aulas convencionales.
De hecho, recientes estudios del Banco Mundial y ManpowerGroup confirman que en los próximos cinco años los profesionales necesitarán nuevas habilidades relacionadas con el pensamiento analítico y crítico, creatividad, innovación y resolución de problemas complejos, las cuales no se logran con los modelos educativos actuales.
Finalmente, Óscar Domínguez, director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Universidades (Ascún), comenta que las Instituciones de Educación Superior (IES) vienen respondiendo a estos desafíos con acciones dirigidas a identificar las principales limitaciones de acceso y ofrecer características diferenciales a su oferta formativa acordes con las necesidades del entorno, a partir de módulos complementarios para diversos intereses, el diseño de metodologías novedosas de aprendizaje, la generación de alianzas con el sector productivo, el fortalecimiento de convenios de movilidad, inmersión y doble titulación, entre otros.
“Actualmente el principal reto se concentra en fortalecer las competencias de los egresados en diferentes disciplinas, con el fin de que respondan a los nuevos desafíos como los que se vislumbran con la Cuarta Revolución Industrial, tema en el que Ascún viene haciendo reflexiones con diferentes públicos de interés”, señaló.
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Fuente: El Tiempo
Por: REDACCIÓN MÁS CONTENIDO
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